Nueve grupos delictivos emergen de la fractura de tres de las principales estructuras criminales del país, lo que aumenta la demanda de armamento ilegal. Este es el panorama de tráfico de armas.
Ecuador atraviesa una de las etapas más críticas de su historia reciente en términos de violencia armada. La fragmentación de grupos del crimen organizado ha detonado una creciente demanda de armamento, alimentando un mercado negro cada vez más diverso y difícil de controlar.
La fractura de estructuras criminales impulsa el crecimiento del tráfico ilegal de armas, que ha quedado en evidencia en recientes allanamientos de armamento de grueso calibre en Guayaquil, según Renato Rivera, director del Observatorio Ecuatoriano de Crimen Organizado (OECO).
El consultor y académico advirtió que desde el último trimestre de 2024 se ha registrado un proceso acelerado de fractura interna en tres de los principales grupos delictivos del país, lo que ha dado origen a al menos a nueve organizaciones armadas más -un escenario confirmado por la Policía Nacional-.
Más fraccionamientos y grupos emergentes marcan el complejo escenario criminal de Ecuador en 2025
“Los Chone Killers se están fragmentando en hasta cinco potenciales facciones en Durán; Los Lobos se dividen en dos grupos –Sao Box y Lobos–; y Los Tiguerones ahora también tienen dos ramas emergentes en el noroeste de Guayaquil: Los Igualitos y Los Fénix. Ese proceso requiere mayor demanda de armas para lograr control territorial y repercute sin duda en los índices de homicidio”, explicó Rivera.
Se trata de organizaciones que de por sí demandan armas de grueso calibre para control de áreas de frontera o de minería ilegal, que atravesaban un proceso de consolidación, pero regresan ahora a las luchas intestinas territoriales de hace dos o tres años. Esto sin contar con otros grupos emergentes.
Armas en "courrier" y centros de abastecimiento
La guerra entre estas nuevas facciones -sumado al enfrentamiento entre grupos rivales tradicionales- ha disparado la violencia y delitos como la extorsión en los primeros meses del año, además de aumentar la puja por armas.
El fenómeno quedó expuesto el pasado 28 de abril, cuando un cargamento de 16 armas -14 fusiles y dos pistolas- se incautaron en la zona de carga del aeropuerto José Joaquín de Olmedo, en Guayaquil.
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